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Los roedores no pueden detectar el mecanismo de disparo. Siempre que se acerca un roedor a la trampera, termina muerto. Los resortes reforzados evitan que los animales sufran matándolos instantáneamente. No es necesario entrar en contacto con el roedor muerto para desecharlo. Al no tener dientes para producir la muerte como las tramperas ordinarias del mercado, no produce sangrado, por lo que se evita la contaminación. El compartimiento es- tanco para el cebo obliga al roedor a disparar el gatillo de la trampera para roedores.